-La capucha...¡Pontela! Los ojos no los abras...por favor...no...
Pero ya era demasiado tarde, y la capucha cayo al suelo y como si se rompiera, se convirtio en miles de petalos de rosas que simulaban el cristal, pero que solo cortan el aire con su perfume embriagador.
Dama...te sostiene en la mano como pompa de jabon. Te ha atrapado la mano que tiene la llave de tu jaula... pero por favor no te dejes tentar de nuevo, demuestra quien eres...
Y mis manos puestas sobre el cristal se retiran solas y no las pego a el. Y mis labios cierran y mis pasos me llevan hacia atras al verte en su mano. Y caigo de nuevo en el sueño, al verte arropada por el tacto del que las miradas carecemos. Te envidio...
Las doce... *coloca sus brazos en alto* Las doce...
Tiempo...se nombra...luego existe, a ella no la nombres...borrala...
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