viernes, 3 de octubre de 2008

-Tinte en sus ropas-

-Vamos Harmuna ... ¿Porque no quieres aceptarlo? ¿Acaso no ves como sufren tus reflejos, acaso no ves lo felices que son al verte en pie...?¿Es que ya no me ves? -Pregunta desganada.

-No...-pronuncia esa palabra, eso solo y nada mas.

-¿No recuerdas el porqué estas en pie?

-No...-dice de nuevo.

-Entonces...-le peina el pelo con los dedos mientras le vuelve a colocar la capucha sobre la cabeza.-Quizás tampoco recuerdes porque tu capucha se tiñó de rojo.


Aquellas palabras no afectaron a Harmuna en nada, sólo agradeció al viento por haberle colocado de nuevo la capucha en su sitio; sus ojos advirtieron que la capa comenzaba a descoserse por el pecho. Miró sin sorprenderse para luego dirigir los ojos a la siguiente casilla, allí donde colocaría esta vez los pies.

-Roja ... -logró pronunciar mientras daba un lento pero firme paso.

Los cristales del laberinto comenzaron a temblar...