sábado, 22 de noviembre de 2008

-El paraguas de los hojas caidas-

Y creías que las tizas de color negro no se borran con las lágrimas que rozan el cristal de tu ventana. Y dices que no te importa que llueva mientras todo siga igual.

Paraguas...

Has dicho que solo quieres sentir las gotas caer sobre él. Para saber que llueve, que sigue siendo otoño.

Pulso...


Tiembla el pulso al pensar que el tiempo se para, y es que el mundo gira en el sentido contrario de las agujas de tu reloj.


Aguanta


Sostén la sartén por el mango para que no salpique, y así quizás las gotas de aceita caliente no lleguen a quemarte.
¿Sin sentir la lluvia? ¿Sin sentir el calor?

Pulso que se vuelve rítmico por no tener sujeto el mango que da la vuelta al paraguas que sostengo.
Y es por eso que me convierto en las risas de aquellos que no se mojan. Lloró, pero aun llorando, tu sigues viendo la misma mascara que ves en todos...

Igual que los demás paraguas...