La noche va cayendo, como la sabana que se destapa para que duerma en calma. El sol se apaga como mi sonrisa al notar la amarga distancia que me separa del colchon de mi cama.
De esa fina almoada que en tan pocas ocasiones apoye mi cabeza.
Caricias de una mano que no traspasa la sabana trasnparente que me cubre cada noche antes de apagar los ojos. Como si fueran las velas de esta habitacion que me alumbra.
Aun asi escribo bajo la lampara de aceite metalico que alumbra los miles de pinceles de colores usados para cada letra.
Y suspiro...pero nadie arroja el beso...
Y inspiro...pero el aire no sabe a nada, sin el viento arrojado para mi.
Otro dia encerrada esperando bajo un cielo de cobalto que solo mis ojos creen ver en las paredes de cristal que miran a esos ojos que no son los mios, pero que muchas veces miro desde dentro de ella. Aquella que invento el deseo del arrojo del viento...en los labios de esta noche. En los labios entre abiertos como las sabanas de esa cama que ya no desprende calor. Y la estatica almoada en la que nunca apoyo la cabeza. Dormida, pegada al fondo, tan alfondo que el colchon se hunde...y parace que caigo en el mar... pero mi cuerpo queda flotando en el agua, esperando que sean tus brazos los que recogan tu cama...y yo por fin duerma sobre la mia.
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