miércoles, 2 de abril de 2008

Cayendo al vacio por la Madriguera del conejo blanco




Y me hacia liviana como una pluma que cae desde lo alto de un edificio. Y la ropa se hacia arena de desierto y los colores eran teñidos con el color de la sombra. Una caida sin pausa y eterna donde solo logro ver flashes de recuerdos no tan lejanos, de caras conocidas y de olores hasta hace solo un instante creer haber sido vaporizados en el aire, y ahora por siempre impregandos en esta caida.

Caia...volaba...descendia...

Y cada vez todo se volvia mas oscuro, mas color a nada. Y luego pasaba al blanco y luego al negro. Y de nuevo al negro y despues al blanco. Cuadros bajo mis pies.
Y fue cuando me di cuenta de que el suelo de mi laberinto esta echo con baldosas de dos colores.

Las baldosas al no ser amarillas...no me permiten hayar el camino hacia el castillo...mas haya de la ciudad...para que me devuelvas aquello que me has robado...

Porque mi voluntad es tan fuerte como la tuya...y mi reino....igual de grande...


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