
-No...-pronuncia esa palabra, eso solo y nada mas.
-¿No recuerdas el porqué estas en pie?
-No...-dice de nuevo.
-Entonces...-le peina el pelo con los dedos mientras le vuelve a colocar la capucha sobre la cabeza.-Quizás tampoco recuerdes porque tu capucha se tiñó de rojo.
Aquellas palabras no afectaron a Harmuna en nada, sólo agradeció al viento por haberle colocado de nuevo la capucha en su sitio; sus ojos advirtieron que la capa comenzaba a descoserse por el pecho. Miró sin sorprenderse para luego dirigir los ojos a la siguiente casilla, allí donde colocaría esta vez los pies.
-Roja ... -logró pronunciar mientras daba un lento pero firme paso.
Los cristales del laberinto comenzaron a temblar...