Negro... ese el color que ahora
había decidido en su cabeza. ¿Elegido? no
podríamos decir eso exactamente, digamos que
quizás estuviera todo demasiado determinado.
Así que solo
pensó el color y las casilla negras se
alzaron para que sus pies no siguieran mojados. La luna nace en el horizonte que ahora se vuelve cobalto y su capa roja se estira tanto que se transforma en un lazo de
color carmesí que hondea en el

aliento del viento.
A lo lejos, en la
lejanía una silueta se difumina, mientras
pájaros de color negro surcan los cielos.
Pájaros que la rodean con sus trinos,
pájaros que pasan veloz por la superficie del agua y luego se introducen en el mar nadando como si fueran peces, como si el mar fuera el cielo. Y fue entonces cuando se ató el lazo al cuello al creerse
asfixsiada por respirar agua, por no poder volar a la superficie. Se elevó su cuerpo y se vestido de seda blanca y transparente como si fuera un globo...
-Te veo...-alza la mano intentando coger una mano en la sombra que
también intenta coger la suya- No me dejes
Tetsu! -grita como quien ansia estar con el ser amado.
Pero antes de que nada pasé, antes si quiera de verle el rostro a aquel a quien nombra, alguien tira del lazo. Porque un globo no se llama
así sino tiene una cuerda que lo até a su dueño; porque el deseo no existe cuando ya consigues lo anhelado.La mano se aleja y ella no la toma, donde el nuevo dueño le espera en el blanco mar que queda bajo ella. Pero antes de que siquiera pueda tocarla se
dislumbra bajo una sonrisa en el rostro del joven vestido de blanco que acto seguido, corta con su sable el lazo que los une dejando a
Harmuna flotando en la nada.
-Abro los ojos- dice viendo como ha dado un paso- de nuevo he vuelto a elegir, de nuevo la misma pesadilla, diferente comienzo mismo final. ¿Seras tu el siguiente...
Aki?